Sucesión ilíquida

La sucesión ilíquida es aquella sucesión que aún no se ha liquidado, y por lo tanto no se han asignado los bienes y derechos dejados por el causante a los herederos con derecho a recibir su herencia.

¿Qué son sucesiones ilíquidas?

Cuando una persona fallece, sus bienes son heredados por sus familiares y las personas que el causante haya designado en el testamento, en caso de que lo haya.

Así, mientras no se haya realizado la partición de herencia, los bienes de la persona fallecida siguen estando a nombre de esta, y se conoce como sucesión ilíquida.

Y mantendrá la calidad de sucesión ilíquida hasta tanto se liquide esa sucesión y se realice la repartición de los bienes entre los herederos legitimados, ya sea por la ley o por vía de testamento.

Liquidación de la sucesión.

Una vez fallece la persona, se debe iniciar el proceso de partición de herencia, tema explicado en el siguiente artículo.

La liquidación de la sucesión es el proceso de partir o repartir la herencia de modo que deja de existir la sucesión y los derechos y propiedades que esta tenía pasan a los herederos.

La partición de herencia se puede hacer ante notario público cuando todos los herederos están de acuerdo, y si ese no es el caso, se debe hacer ante un juez, quien definirá los derechos de cada heredero de acuerdo a lo que se acredite en el proceso judicial.

Obligaciones de las sucesiones ilíquidas.

Las sucesiones ilíquidas deben cumplir una serie de obligaciones, muy especialmente en cuanto a impuestos, puesto que el patrimonio de la sucesión ilíquida, y los ingresos que de estos se obtengan, constituyen un hecho generador de impuestos. De manera que, si la persona natural estaba obligada a declarar renta, por ejemplo, luego de fallecida seguramente seguirá con esta obligación hasta tanto se liquide la sucesión.