La ley no prohíbe pagar una casa en efectivo, por lo que sí se puede pagar en efectivo, pero no es conveniente para el comprador debido a las consecuencias tributarias de pagar en efectivo en lugar de hacerlo por medio del sistema financiero.
El artículo 90 del estatuto tributario señala que no se acepta como costo las sumas que no se hayan desembolsado a través de entidades financieras, es decir, en efectivo.
Esto tiene un efecto negativo cuando en el futuro se venda la casa, puesto que la ganancia ocasional o la utilidad se determina restando el costo al precio de venta, y si lo pagado en efectivo no se acepta como costo, la ganancia sobre la que se paga el impuesto es mayor.
Por ejemplo, si se compra una casa en $100.000.000 y se pagan $50.000.000 en efectivo, y luego se vende en $150.000.000, la ganancia para efectos fiscales será de $100.000.000 y no de $50.000.000, por lo que se terminará pagando una gran cantidad de impuesto.