Cuando un trabajador llega tarde, ya sea 5 minutos, 30 minutos, 1 o 2 horas, la empresa tiene tres alternativas para abordar la situación.
- Descontar el tiempo de retraso del salario. La empresa puede descontar del salario el valor del tiempo que el trabajador dejó de laborar por llegar tarde y para ello se debe determinar el valor de la hora e incluso de cada minuto para ser exactos.
- Iniciar la jornada laboral a la hora de llegada del trabajador. Que el trabajador inicie su jornada laboral diaria según su hora de llegada, lo que le permite completarla a pesar de haber llegado tarde. Por ejemplo, si su jornada laboral es de 7 horas diarias y llega a las 9 de la mañana, a esa hora se inicia su jornada laboral.
- No hacer nada. La empresa puede optar por no hacer nada, por no imponer ninguna consecuencia al trabajador que llega tarde, especialmente si el retraso es de poco tiempo y no es recurrente.
La solución más flexible es la número 2, porque permite al trabajador laborar su jornada laboral completa a pesar de haber llegado tarde. Si llega tarde, sale tarde. Una solución simple y satisfactoria para las dos partes.
Será una solución viable siempre y cuando la empresa no necesite cerrar sus instalaciones a una hora específica y los procesos laborales no requieran la presencia simultánea de varios empleados. Esto podría ser un problema en situaciones como el manejo de maquinaria o procedimientos que necesiten la intervención conjunta de dos o más personas. Sin embargo, resulta ideal para el personal administrativo, que puede permanecer en sus labores incluso después de que sus colegas hayan finalizado su turno.
Lo recomendado es que la empresa tenga claramente definido en sus políticas cómo manejar estas situaciones, porque en algunos casos puede necesitar las tres alternativas según cada caso en particular, siendo necesario prefijar las condiciones y circunstancias para aplicar una u otra.
Trataremos de darle respuesta.