El efecto de la inflación y la deflación en la deuda

Es interesante el efecto que pueden tener la inflación y la deflación en la deuda, efectos a los que por lo general no prestamos atención.

Inflación y deflación.

La inflación y la deflación son fenómenos económicos que tienen que ver con el precio de los bienes y servicios y con el valor de la moneda, que tienen un efecto en la deuda, tema del que nos ocupamos en esta nota.

La inflación es cuando el índice de precios de los bienes y servicios se incrementa, lo que en la práctica significa que el dinero vale menos, por lo que hay que dar más dinero por la misma cantidad de bienes y servicios.

La deflación es lo contrario, donde los precios de los bienes y servicios disminuyen, lo que incrementa el valor de la moneda, pues con menos dinero se compran los mismos bienes y servicios.

El efecto de la inflación en el valor de la deuda.

El valor nominal de una deuda siempre es el mismo, pero su valor real cambia con el cambio de la inflación o la deflación, razón por la que los gobiernos utilizan estos elementos para influir en la economía de varias formas.

La inflación disminuye el valor real de la deuda, pues si bien su valor nominal es el mismo, esta vale mucho menos en términos reales.

Supongamos que tenemos una deuda de $100, y supongamos una inflación anual del 10%. Dentro de un año, la deuda sigue siendo de $100, pero el valor real de esa deuda ha bajado a $90.

Y en economía lo que gana uno lo pierde el otro, o viceversa, de manera que, si el deudor ganó un 10% al disminuir el valor real de la deuda, ese mismo porcentaje lo pierde el acreedor, que podríamos llamar el ahorrador.

La pérdida del valor real de la deuda por cuenta de la inflación se puede compensar en parte con los intereses que se cobran por las deudas, pero en un caso de elevada inflación, esos intereses por lo general no compensan la pérdida de valor del dinero.

Es por ello que una de las medidas que pueden tomar los gobiernos para aliviar su propia deuda, o la de los grandes deudores, es dejar que la inflación crezca un poco, lo que hará que se transfiera capital de los ahorradores a los deudores.

El efecto de la deflación en el valor de la deuda.

Aquí sucede exactamente lo contrario. La deflación incrementa el valor de la deuda, pues esta mantiene su valor nominal, pero, por cuenta de la disminución de precios, el valor real del dinero se incrementa.

Si antes una deuda se saldaba con $100, al presentarse una deflación del 10%, se requiere el equivalente de $110 para pagar esa deuda, pues para pagar esos $100 tendrá que trabajar mucho más debido a que todo ha bajado de precios, y por consiguiente, bajan los ingresos.

En esta oportunidad, quien gana es el ahorrador, pues el dinero nominal que recibe tiene un mayor valor real por cuenta de la bajada de precios.

Esta es una de las muchas razones por las que los gobiernos prefieren la inflación a la deflación, pues el estado y, en general, la economía viven del ahorrador, y este es el que paga los impuestos y el que transfiere riqueza a terceros por vía de la inflación, así que el gobierno no estará muy interesado en que este se beneficie de un estado deflacionario, que, a decir verdad, es muy raro, pues lo común es que ocurra inflación.

La inflación, un impuesto políticamente correcto.

Esta es una de las razones por las que se considera que la inflación es un impuesto disfrazado, pues una persona no sentirá mucho que su dinero, al cabo de un año, valga menos, pues lo considera como algo normal.

En cambio, que se imponga un impuesto del 10% a sus ingresos hará que la población se enfade, y si bien el resultado es el mismo, pues las personas han perdido capacidad de compra, con la inflación la gente no se molesta de igual modo.

Seguramente, una inflación del 10% anual no hará que el ciudadano de a pie no quiera votar por los políticos responsables de su mayor pobreza, pero si le imponen un impuesto del 10%, la percepción respecto a los políticos responsables de esa subida de impuestos cambiará drásticamente.

Lo anterior hará que los políticos tomen las medidas que estén a su alcance para evitar una deflación, pero no evitarán que ocurra la inflación, y de hecho intentarán por todos los medios que se produzca una inflación que se considera sana, que podría ser alrededor del 5% o menos.

Devaluación frente a la deuda.

Otro aspecto relacionado a considerar es el efecto que la devaluación, que, si bien es distinta a la inflación o deflación, en algunos casos va de la mano.

La devaluación tiene un efecto importante en la deuda dependiendo de si esta está denominada en moneda local o en una divisa extranjera.

Cuando la deuda está en dólares, por ejemplo, la devaluación hace que sea más caro pagar esa deuda, en razón a que se necesita más moneda local para pagar un dólar, y con la revaluación sucede lo contrario.

Además, la devaluación puede conducir a que haya inflación, por lo que la deuda local puede hacer que disminuya el valor de la deuda, es decir, con un efecto contrario a lo que ocurre con la deuda expresada en dólares.

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Forma de citar este artículo (APA):

Gerencie.com. (2022, marzo 18). El efecto de la inflación y la deflación en la deuda [Entrada de blog]. Recuperado de https://www.gerencie.com/el-efecto-de-la-inflacion-y-la-deflacion-en-la-deuda.html

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