¿Contrato de arrendamiento puede derivar en posesión?

Un contrato de arrendamiento otorga al arrendatario la calidad de tenedor, lo que de plano descarta la posesión. Por ello, un arrendatario nunca puede solicitar la prescripción adquisitiva de dominio y no puede iniciar un proceso de pertenencia existiendo el contrato de arrendamiento.

Esto se debe a que el arrendatario reconoce el dominio ajeno al firmar el contrato de arrendamiento, y la posesión exige que la persona desconozca el dominio ajeno y actúe como dueño del inmueble. Esto no puede ocurrir en el contexto de un contrato de arrendamiento y, por ello, un arrendatario no puede quedarse con el inmueble aunque el contrato dure 100 años.

Cuando el contrato de arrendamiento termina y no se restituye el inmueble.

Se puede dar el caso de que el contrato de arrendamiento termine y el arrendatario no restituya el inmueble, y por supuesto, siga pagando el canon de arrendamiento. En ese caso, si por alguna circunstancia el antiguo arrendatario empieza a proceder como señor y dueño del inmueble frente a la pasividad o inacción del arrendador o propietario del inmueble, existe la posibilidad de que se configure una mutación de tenencia a posesión, y se produzca una interversión del título, pero ello se debe acreditar.

Frente a esta posibilidad, se debe tener en cuenta que es probable que el contrato de arrendamiento no haya terminado, porque se puede generar la prórroga o renovación automática, de manera que el contrato puede seguir vigente indefinidamente, contrario a lo que puedan considerar las partes. Si ese es el caso, la calidad de tenedero no mutará a posesión, así el arrendatario no pague el canon de arrendamiento.

En todo caso, cuando se finaliza el contrato de arrendamiento, el arrendador debe procurar la restitución del inmueble de forma inmediata para evitar que eventualmente el arrendatario pueda alegar en un futuro la prescripción adquisitiva de dominio, que en determinadas circunstancias sí es posible.