La globalización ha significado la deslocalización de las grandes empresas en busca de mejores condiciones para su producción que les permitan disminuir costos e incrementar su rentabilidad y competitividad, y en razón de ello invierten en países en desarrollo o del tercer mundo.
Razones por las que las multinacionales se instalan en un país en desarrollo.
En términos generales, una multinacional invierte en un país porque determina que ese país es competitivo y ofrece oportunidades para su negocio, y se ajusta a su plan estratégico de crecimiento y expansión.
Pero existen tres importantes razones muy puntuales por las que las multinacionales deciden invertir en países del tercer mundo, y ninguna de ellas ofrece mayor beneficio al país destino de la inversión.
A continuación, señalamos algunas de las razones por las que una multinacional opta por invertir en un país subdesarrollado.
Incentivos fiscales.
Los países en desarrollo acostumbran ofrecer beneficios fiscales a los inversionistas extranjeros con el fin de captar el interés de estos en invertir en sus países.
Los costos fiscales en los países del tercer mundo suelen ser menores que en los países desarrollados, por lo que las grandes empresas optan por invertir donde menos impuestos tengan que pagar.
Mano de obra barata.
La mano de obra en los países en desarrollo es infinitamente menor que en los países desarrollados, por lo que producir en el tercer mundo les resulta mucho más económico.
La legislación laboral del tercer mundo es mucho más flexible y permisiva, lo que conlleva a un abaratamiento de los costos de producción en cuanto a mano de obra se refiere.
La utilización de mano de obra barata les permite a los inversionistas el ahorro de recursos en el mejoramiento tecnológico, puesto que en ocasiones es más barata la mano de obra que la maquinaria que la reemplazaría, mejorando la tecnología y los procesos.
Los procesos de diseño e I+D son desarrollados en la casa matriz donde cuentan con mano de obra calificada, y los que requieren mano de obra menos calificada, pero a menor costo, lo hacen en el tercer mundo.
Legislación ambiental inexistente o débil.
En el mundo de hoy existe una gran preocupación por el medio ambiente y por la contaminación causada por las grandes industrias, por lo que muchos países desarrollados han creado leyes ambientales estrictas que obligan a las empresas a no contaminar o a reparar los daños causados.
En los países del tercer mundo, la legislación ambiental es muy escasa o, si existe, es inaplicable, por lo que las empresas prestan poca atención al cuidado del medio ambiente.
La recuperación del medio ambiente exige de las empresas un gran presupuesto, una inversión constante en estudios y trabajos de recuperación, lo que es un factor elevado de costos, costos que se pueden obviar si se invierte en un país en el que no se es estricto en estos aspectos.
Los costos que tienen que asumir las empresas al invertir en los países del tercer mundo son mucho menores que en los países desarrollados, lo que les permite obtener una mayor utilidad, sin dejar suficientes beneficios a los países destino de las inversiones.
Por otro lado, instalar las fábricas en el tercer mundo les facilita acabar con la poca competencia que tengan a nivel local; tanto así que, cuando una multinacional monta una fábrica en un país, la competencia local para ese sector desaparece o es absorbida por los foráneos.
Corrupción.
Un país corrupto puede dificultar la inversión y el desarrollo, pero en algunos casos es de gran utilidad para las multinacionales que, mediante el pago de sobornos, se les permite desarrollar ciertas actividades o comportamientos que en ningún otro país podrían hacerlo.
Por ejemplo, en un país con una legislación fuerte no se pueden desarrollar algunas actividades contaminantes, y la multinacional tiene dos opciones: mejorar la tecnología para dejar de contaminar o instalarse en un país que sí le permite contaminar; la empresa elegirá la opción que le represente menos inversión, y en muchos casos es más barato pagar un soborno que cambiar una tecnología.
Competitividad.
Por supuesto que, si un país no es competitivo, aparte de las tres razones señaladas, las multinacionales no invierten, pues estas buscan unas condiciones mínimas de infraestructura, seguridad jurídica, estabilidad política, económica y social.
El país que pretende atraer inversión extranjera debe ofrecer una competitividad general aceptable para minimizar el riesgo que perciben los inversores.
Efectos que generan las empresas multinacionales en países subdesarrollados.
Los efectos son de todos los tipos, tanto negativos como positivos, y eso depende de cada caso particular.
La inversión extranjera siempre tiene un lado positivo y es la generación de empleo, que, aunque sea mal remunerado, es un empleo que localmente no se puede generar.
Cuando existe una política económica seria, la inversión extranjera suele traer progreso, puesto que los gobiernos tratan de ampliar y mejorar la infraestructura del país para hacerlo atractivo para los inversionistas extranjeros, y, además, esas inversiones dejan ingresos fiscales para el país que pueden ser invertidos en mejorar las condiciones del mismo.
Sin embargo, la presencia de multinacionales también tiene efectos negativos como problemas ambientales y de contaminación, corrupción, expoliación de recursos naturales, explotación laboral, etc.
En general, todo depende de cada país, y los países con una democracia y legalidad fuerte suelen tener muy buenos resultados con la inversión extranjera, que genera un beneficio para toda la población, pero en estados corruptos el beneficio es para quienes gobiernan y controlan las entidades que recaudan los sobornos, y la sociedad en general solo debe soportar los efectos negativos antes mencionados.
Por último, la inversión extranjera tiene un fuerte efecto sobre el valor de la divisa local, sobre la tasa de cambio, puesto que al ingresar capital extranjero la moneda local se fortalece, lo que afecta la competitividad de los exportadores locales, que incluso pueden ser llevados a la quiebra.
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