Un semoviente (animales: pollos, vacas, caballos, peces) es por lo general un inventario, puesto que se tiene o se cría para ser comercializado. Pero, ¿qué sucede cuando no se comercializan, sino que se tienen para obtener un producto o bien secundario?
Semovientes en la contabilidad.
En la contabilidad, los activos, cualesquiera que sean, se clasifican según el uso o destinación que la empresa haga de ellos.
Por consiguiente, si el semoviente se adquiere para ser comercializado, se debe reconocer como un inventario para la venta.
Si el semoviente se adquiere para producir bienes o servicios, de manera que lo que se vende no es el semoviente sino lo que este produce, se debe reconocer como un activo fijo.
Semoviente como activo.
Tener una vaca para la venta es indudablemente un inventario. Pero si la vaca se tiene para producir leche para su posterior comercialización, estamos frente a un activo fijo, puesto que es un bien que sirve para producir algo que la empresa vende. La empresa no vende la vaca, sino la leche o el queso que produce la vaca.
Contrario a lo que se cree, son muchas las empresas que tienen semovientes como activos fijos, tales como las empresas ganaderas, avicultores, piscicultores (en este caso, los reproductores de alevinos), etc.
Se trata de que la contabilidad refleje la realidad de la empresa, y la realidad es lo que la empresa hace con el semoviente, el objetivo con el que lo ha adquirido.
Semovientes en las NIIF.
Según las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF), los semovientes productivos, como el ganado utilizado en actividades agrícolas o ganaderas, se tratan generalmente como activos biológicos y se contabilizan de acuerdo con la NIIF 41, «Agricultura». La NIIF 41 establece los principios contables específicos para la medición y presentación de activos biológicos y productos agrícolas relacionados.
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