La razón corriente es uno de los indicadores financieros que nos permite determinar el índice de liquidez de una empresa, o su capacidad para disponer de efectivo ante una eventualidad o contingencia que se lo exija.
Qué es la razón corriente.
La razón corriente indica la capacidad que tiene la empresa para cumplir con sus obligaciones financieras, deudas o pasivos a corto plazo, en razón a su capacidad para generar flujos de efectivo.
La capacidad para generar flujo de efectivo con base en los activos corrientes de la empresa permite evaluar su capacidad de pago o de cumplimiento de compromisos.
La razón corriente es una relación entre el activo corriente y los pasivos corrientes, que determina cuántos de los primeros hay para respaldar los segundos.
Fórmula de la razón corriente.
La fórmula para calcular la razón corriente es de lo más sencilla, pues solo se divide el activo corriente entre el pasivo corriente.
Esto es lo que permite determinar cuántos pasivos se tienen por cada unidad de activos.
Cómo calcular la razón corriente.
Para determinar la razón corriente se toma el activo corriente y se divide por el pasivo corriente:
[Activo corriente/Pasivo corriente].
Al dividir el activo corriente entre el pasivo corriente, sabremos cuántos activos corrientes tendremos para cubrir o respaldar esos pasivos exigibles a corto plazo.
Ejemplo razón corriente.
Supongamos que una empresa tiene $10.000.000 de activos corrientes y tiene $4.000.000 de pasivos corrientes. Aplicando la fórmula tendremos:
10.000.000/4.000.000 = 2.5.
Esto quiere decir que la empresa, por cada peso que debe, tiene 2.5 pesos para pagar o respaldar esa deuda.
Interpretación de la razón corriente.
La razón corriente presenta la proporción de activos corrientes frente a los pasivos corrientes, lo que indica en cierto modo el nivel de garantía de que la empresa tiene la capacidad para cumplir con las obligaciones, deudas o pasivos a corto plazo.
Entre mayor sea la razón resultante, mayor solvencia y capacidad de pago se tiene, lo cual es una garantía tanto para la empresa de que no tendrá problemas para pagar sus deudas, como para sus acreedores, puesto que tendrán certeza de que su inversión no se perderá, que está garantizada.
Es preciso aclarar que este indicador por sí solo no nos dice mucho, puesto que, si bien se muestra la cantidad de activos que en un momento dado la empresa tiene para respaldar sus pasivos a corto plazo, no garantiza que estos activos puedan significar un flujo de efectivo suficiente para cumplir con sus obligaciones.
Este punto es importante, puesto que muchos activos corrientes no siempre garantizan recursos suficientes para pagar una deuda, sino que es necesario que esos activos se puedan realizar efectivamente, que tengan una alta rotación, es decir, que puedan generar un flujo de dinero constante que asegure a la empresa poder cumplir oportunamente con sus pagos.
En la eventualidad de que esos activos corrientes [por suficientes que sean] no se puedan vender para pagar los pasivos, existe la última alternativa de entregarlos a los proveedores y acreedores como pago, es decir, hacer un pago en especie, solución que no conviene a ninguna de las partes, razón por la cual la verdadera capacidad de pago debe medirse con una serie de indicadores complementarios.
Por lo anterior, la razón corriente es apenas un elemento para determinar la verdadera liquidez de la empresa, o su verdadera capacidad para cumplir con sus compromisos financieros.
Liquidez corriente.
La liquidez corriente es la misma razón corriente, pues permite determinar cuántos activos corrientes se tienen para cubrir o pagar los pasivos corrientes.
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