En economía se manejan los términos de ventaja comparativa y ventaja competitiva, que definen las cualidades de los participantes de un mercado que compiten entre sí.
Qué es una ventaja comparativa.
La ventaja comparativa hace referencia a la capacidad de una empresa o país para producir o ofrecer bienes o servicios a un menor costo, lo que los hace eficientes al compararlos con otras empresas o países.
En principio, para definir lo que es la teoría de la «ventaja comparativa», recurriremos al autor de la misma, el economista británico David Ricardo, quien postula que, si un país no posee ventaja absoluta sobre ningún bien o producto, a ese país le conviene especializarse en la producción de dichos productos en los que tenga menos desventajas. En base a esto, el comercio exterior y los precios dentro del mercado internacional de un producto se fijan de acuerdo a los costos del trabajo dentro de las fronteras de cada país.
Básicamente se puede decir que un país posee una ventaja comparativa cuando los costos de producir un bien, comparándolos con los de otros bienes producidos por el mismo país, son menores; hablamos de los costos de inversión y, por supuesto, de mano de obra.
Qué es la ventaja competitiva.
Michael E. Porter, en su obra «Ventaja competitiva. Creación y sostenimiento de un desempeño superior», nos define la ventaja competitiva como la utilidad que una empresa es capaz de generar para sus clientes. Esto se traduce en precios más bajos de producción, obteniendo beneficios similares a los de las empresas competidoras. Esta "utilidad" se define como la cantidad que los clientes están dispuestos a pagar por los productos de una empresa, es decir, el "valor", siempre según Porter. Si este "valor" es superior a los costos de producción, se dice que el producto es competitivo. Es decir, cuanta mayor capacidad tenga una empresa de transformar en beneficios los costos de inversión y la mano de obra, es decir, los insumos, la empresa será más competitiva.
La competitividad se basa en la capacidad de la empresa o del país para hacer las cosas mejor, ya sea porque tiene más tecnología o más innovación, o porque implementa procesos y procedimientos que permiten mayor productividad.
En nuestros tiempos se habla de que un país debería dejar de competir sobre ventajas comparativas y competir sobre ventajas competitivas que surjan de productos únicos.
Se busca que haya un grado más alto de competitividad en base a la especialización de la mano de obra y de los procesos de producción que se basen en las nuevas tecnologías para aumentar la eficiencia de los mismos. De esta manera, se deja de depender de la mano de obra barata en exceso y se potencia la optimización de recursos, generando productos de mayor calidad e igualmente competitivos dentro de los mercados internacionales e incentivando a su vez el desarrollo de innovaciones tecnológicas.
A pesar de ello, los economistas aseguran que estos dos términos no son independientes de ninguna manera y que están ligados el uno con el otro, ya que en realidad la ventaja competitiva se construye sobre la ventaja comparativa y los factores que la determinan, y a veces los costos de producción son tan elevados que no es viable realizar proyectos que puedan obtener a la vez una ventaja competitiva sobre la producción de dichos productos en otro país.
Diferencia entre ventaja competitiva y comparativa.
La ventaja comparativa se diferencia de la ventaja competitiva en que la primera se basa en los costos bajos, mientras que la segunda se funda en la eficiencia y desempeño superior.
Por ejemplo, un país que tiene mano de obra barata se beneficia de una ventaja comparativa, pero un país con mano de obra cara, pero calificada, se beneficia de una ventaja competitiva.
La mano de obra barata generalmente no es calificada, y la empresa que recurre a ella no necesita mano de obra calificada, y su ganancia se basa en el bajo costo de producción.
Por otro lado, la mano de obra calificada es costosa, pero se obtiene de ella mayor eficiencia y mayor valor agregado, y la ganancia de la empresa no se basa en el bajo costo de su mano de obra, sino en el alto valor de sus bienes y servicios, por los que el cliente está dispuesto a pagar más, pues les satisface más o les da un mayor valor.
Beneficios de la ventaja comparativa.
La ventaja comparativa no requiere mayor esfuerzo ni mayores recursos, precisamente porque la producción y la ganancia se sustentan en el bajo costo de producción, ya sea por mano de obra barata o por abundancia de materias primas que no requieren grandes inversiones para obtener ingresos de ellas.
Por ello, los países del tercer mundo centran su economía en la ventaja comparativa, ya que tan solo tienen que extraer sus recursos naturales, y sin necesidad de agregarles ningún valor o muy poco valor, obtienen ingresos que les son suficientes para la inversión que han realizado.
En consecuencia, la ventaja comparativa exige menos esfuerzo, menos inversión y menos riesgos, aunque la recompensa es menor porque en el proceso no agregan ningún valor.
Beneficios de la ventaja competitiva.
La ventaja competitiva tiene un gran beneficio, que es la posibilidad de obtener grandes ganancias a partir de sus inversiones, producto de la eficiencia y el alto valor que agregan.
Los países industrializados, que por lo general no tienen recursos naturales, importan las materias primas del tercer mundo sin ninguna o poca transformación, y las transforman en bienes y servicios de alto valor que les generan grandes utilidades.
Por ejemplo, un país productor de café obtiene entre 2 y 3 dólares por libra, que compran países como Suiza, que terminan obteniendo entre 10 y 20 veces más de ganancia porque han basado su negocio en la ventaja competitiva.
Cuanto más eficiente y competitiva es una economía, mejor desempeño tiene y más riqueza genera.
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