Incidencia deontología en el ejercicio ético de la abogacía

Considerando que la deontología es la rama de la ética que se ocupa de los deberes y obligaciones profesionales de una determinada actividad, en el caso de derecho se pueden enumerar los siguientes elementos que tienen efecto directo sobre el ejercicio del derecho.

Confidencialidad: La deontología legal exige a los abogados mantener la confidencialidad de la información proporcionada por sus clientes. Este principio es fundamental para construir y mantener la confianza entre el abogado y su cliente. La capacidad de guardar secretos profesionales fortalece la relación abogado cliente, y es esencial para el adecuado funcionamiento del sistema legal.

De hecho, el secreto profesional es un derecho del abogado especialmente protegido por la ley, como lo deja claro la sentencia C-301/12 de la Corte constitucional.

Independencia y autonomía: Los abogados deben ejercer su profesión con independencia y autonomía, evitando cualquier influencia indebida. Esta independencia es esencial para garantizar la imparcialidad y la justicia en el sistema legal, y por ello mismo es que hay continuos debates cuando agentes externos presionan a un abogado defensor de quien ha cometido delitos de impacto público, olvidando que el deber del abogado es defender los intereses de su cliente incluso si considera que es culpable, por más reprochable que sea el delito cometido por el cliente.

Honestidad y transparencia: Los abogados deben proporcionar información precisa y completa a sus clientes, colegas y jueces. Por ello existen delitos como fraude procesal.

Además, cuando el abogado no es transparente con el cliente, este puede resultar perjudicado, como cuando se miente al cliente sobre la probabilidad de éxito de un proceso para cobrar más de lo debido.

Competencia profesional: La deontología exige que los abogados mantengan un nivel adecuado de competencia en sus áreas de práctica para garantizar la mejor representación de sus clientes. Esto implica la obligación de actualizarse constantemente sobre las leyes y normativas pertinentes.

Un abogado ético reconoce sus limitaciones y se abstiene de aceptar casos fuera de su ámbito de competencia, o en su defecto, recurre al apoyo de colegas o profesionales complementarios, como médicos legistas, contadores, economistas, etc.

Lealtad y diligencia: La deontología también destaca la importancia de la lealtad hacia los clientes y la diligencia en la representación de sus intereses.

Los abogados deben esforzarse al máximo para lograr los objetivos de sus clientes, siempre respetando las normas éticas, legales y procedimentales.

El abogado es contratado para defender los intereses del cliente, y es el trabajo que debe hacer, y cuando una abogado, por ejemplo, permite o contribuye a que su cliente pierda un proceso porque la contraparte le ha pagado por ello, está cometiendo una irregularidad que puede ser sancionada incluso son la suspensión de su tarjeta profesional.

En resumen, la deontología es la que permite que la justicia y la ley cumplan con su objetivo social, puesto que un abogado que no se apega a los principios éticos universales, no sólo perjudica a su cliente sino a la misma justicia y a la sociedad en general.