La política cambiaria tiene como finalidad estabilizar el valor de la moneda de un país con respecto a otras divisas, principalmente el dólar, que es la divisa de reserva internacional.
Qué es la política cambiaria.
La política cambiaria es el conjunto de medidas, instrumentos y decisiones aplicadas por el banco central y el gobierno, a fin de regular el valor del cambio de la moneda nacional respecto a otras divisas.
El valor de cambio de una moneda tiene un efecto profundo en la economía, que puede causar desde inflación hasta la destrucción del empleo y la industria nacional.
El tipo de cambio es el precio por el que se vende o compra una divisa, a fin de lograr el control de diferentes variables que afectan tanto el valor de la moneda como la economía misma.
Objetivo de la política cambiaria.
La política cambiaria tiene como objetivo estabilizar o equilibrar la tasa de cambio de la divisa local frente a otras divisas de referencia, como el dólar.
En principio, el tipo de cambio de una moneda depende o refleja la oferta y demanda de divisas, de manera que, si hay abundancia de dólares, esta baja de precio, y si hay escasez, esta sube de precio. Sin embargo, el banco central, que en nuestro caso es el banco de la república, puede intervenir de distintas formas en el mercado cambiario para lograr un objetivo determinado.
Herramientas de la política cambiaria.
Ha quedado claro que la política cambiaria se encamina a estabilizar el tipo de cambio de una divisa a un monto que el banco central o el gobierno consideran adecuado, y eso se logra de diferentes maneras.
Por ejemplo, la manera más sencilla de influir en el tipo de cambio es que el banco central participe en el mercado cambiario, alterando la oferta o la demanda según la necesidad puntual.
Si el banco central quiere disminuir el tipo de cambio, decide vender parte de sus reservas de divisas, aumentando la oferta de estas. Y si lo que quiere es incrementar el tipo de cambio, lo que hace es comprar divisas en el mercado cambiario.
Es una de las herramientas para controlar la devaluación o revaluación de la moneda, simplemente comprando o vendiendo dólares.
Otra herramienta de la política cambiaria es incrementar las reservas internacionales, que pueden ser en divisas o en oro, a fin de reducir la vulnerabilidad de la divisa y mejorar las condiciones de crédito externo, lo que permitirá conseguir financiamiento a menores tasas de interés, o por lo menos garantizar ese financiamiento cuando sea necesario.
En la mayor parte de las circunstancias, el tipo de cambio también responde a las tasas de inflación interna por la siguiente razón: un incremento en los precios nacionales superior al aumento de precios en los socios comerciales torna las exportaciones del país menos competitivas y sus importaciones más atractivas. Por lo tanto, si los otros factores no varían, esto disminuirá la oferta futura de divisas con relación a su demanda y, por ende, hará que el tipo de cambio se deprecie.
Alcance de la política cambiaria.
La política cambiaria por sí sola no puede estabilizar o moldear el comportamiento de una divisa, pues el valor de esta depende de muchas variables que requieren ser abordadas por otro tipo de políticas como la fiscal, monetaria, económica, laboral, etc.
Temporalmente, la política cambiaria puede influir en el valor de la moneda, pero hay circunstancias que escapan a su control, como una coyuntura de incremento de las materias primas que exporta un país, o lo contrario, una crisis económica que lastre la economía y arrastre la moneda.
También se pueden presentar situaciones políticas internas o internacionales que pueden tener un enorme efecto que no puede ser contrarrestado por las políticas cambiarias tradicionales, en razón a que no son suficientes.
Un conflicto, una crisis ambiental, de salud o de logística puede alterar el precio de una divisa que no podrá equilibrarse con una política cambiaria aislada, sino que debe combinarse con otro tipo de políticas como económicas, monetarias, etc.
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