El concepto de ley positiva surge del pensamiento de Santo Tomás de Aquino, que la define como «La ordenación de la razón dirigida al bien común y promulgada por el que tiene a su cargo el cuidado de la comunidad.»
Qué es una ley positiva.
Según el pensador Aquino, la ley positiva es una expresión de la ley natural que, a la vez, es una expresión de la ley eterna.
En los tiempos modernos, la Constitución o el Código Penal son claros ejemplos de la ley positiva. Lo único que varía es el fundamento de su legitimidad que, según Santo Tomás de Aquino, viene dado por el propio Dios, mientras que en la época actual viene dado por el consenso democrático.
Lo que sí se mantiene vigente es el propio concepto de la ley y la esencia misma la lleva a ser obligatoria en su ejecución.
La ley positiva tiene una serie de propiedades que se mantienen desde el momento en el que se definió este concepto. Así, la ley positiva ha de ser útil, justa y estable.
La ley positiva no puede estar basada en normas que no se puedan cumplir, pues ha de ser físicamente posible y moralmente aceptable. Se tiene que adaptar a las circunstancias actuales, ha de ser necesaria y, tal vez lo más importante, ha de estar dictada en beneficio del bien común de la sociedad.
La ley positiva viene a completar la ley natural, que es la que determina el concepto general del bien y el mal, pero no establece las conductas concretas. En este sentido, el legislador que establece la ley positiva ha de tratar por todos los medios que esta cumpla con los principios básicos de la ley natural. En las circunstancias en que esto no ocurre, se pueden producir actitudes como la objeción de conciencia que, pese a poder ser no legales, son moralmente aceptables.
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