El IVA implícito es aquel IVA que no se factura y, por tanto, no se puede identificar a priori, pero está incluido dentro del precio de venta del producto.
El IVA implícito no se factura, pero ahí está.
Cuando compramos un producto gravado con IVA, en la factura figura lo que se nos cobra por IVA, pero en el caso del IVA implícito no figura en la factura, aunque ahí está en el precio de venta.
Esto sucede mucho en las compras realizadas a una persona que no es responsable del IVA y a los distribuidores minoristas de combustibles, ya que estos no cobran ni facturan el IVA, pero, aun así, el precio de venta del producto tiene un componente de IVA generado e incorporado en las etapas anteriores de la producción del bien o prestación de servicio.
El producto es gravado, pero el IVA no se factura y, por tanto, no se discrimina, aunque está implícito.
La gasolina tiene IVA, pero implícito.
Por ejemplo, cuando se le compra gasolina, acpm o diésel a una estación de servicios, productos que son gravados con el Iva, la estación de servicios no cobra IVA, pero en el precio de venta de la gasolina está incluido el IVA que el productor o distribuidor mayorista de la gasolina le cobró a la estación de gasolina, IVA que se traslada al consumidor final, aunque no se le facture ni discrimine.
El IVA implícito es ese IVA que no se ve en la factura, pero sabemos que nos lo han cobrado, y que incluso puede ser determinado si nos ponemos en la tarea de extraer del precio de venta el componente conformado por el IVA pagado por quien nos vende el producto.
Es que quien nos vende un producto sin IVA, en muchos casos, ha tenido que pagar un IVA que, por supuesto, nos traslada incorporándolo al precio de venta.
Cuando una persona natural que no es responsable del IVA, por ejemplo, compra un producto en $100, en esos $100 está el IVA que el vendedor pudo haber pagado para comprar o fabricar el producto que nos ha vendido.
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