Cada vez que una entidad elabore Estados Financieros, debe evaluar la capacidad que tiene la entidad para continuar en funcionamiento[1].
Condiciones de la hipótesis negocio en marcha.
La hipótesis de negocio en marcha se refiere a la suposición de que una entidad continuará sus operaciones en el futuro previsible, lo que generalmente se considera un período de al menos 12 meses después de la fecha de presentación de los estados financieros. En otras palabras, se asume que la entidad no tiene la intención ni la necesidad de liquidar sus activos y pasivos en el corto plazo.
Lo anterior es importante debido a que los Estados Financieros deben elaborarse teniendo en cuenta la hipótesis de negocio en marcha, es decir, que la entidad:
- No pretenda (la gerencia) liquidar la entidad o cesar sus actividades; y
- No existe otra alternativa más realista que proceder con su liquidación (problemas financieros).
La existencia de dudas o incertidumbres importantes en relación con la posibilidad de seguir funcionando normalmente debe ser revelada en las notas a los estados financieros[2].
Evaluación de la hipótesis negocio en marcha.
Una evaluación de la hipótesis de negocio en marcha incluye lo siguiente:
- Historial de operaciones rentables, rentabilidad actual y la esperada;
- Calendario de pagos de la deuda; y
- Fuentes potenciales de sustitución de la financiación existente (acceso al crédito).
Esta evaluación debe realizarse teniendo en cuenta información disponible para el futuro, de al menos doce meses a partir del período sobre el que se informa[3].
Una adecuada evaluación del negocio en marcha puede incluir la exposición a la cual se encuentra la entidad, un análisis financiero de la misma, un análisis de los recursos de liquidez y capital, un análisis de los requisitos de efectivo, un análisis de las fuentes y usos de efectivo, un análisis de las políticas y estimaciones contables críticas, entre otros.
Dado lo anterior, se hace necesario que una entidad revele en su información financiera los compromisos de liquidez y capital, teniendo en cuenta los compromisos (contratos y acuerdos) y las obligaciones de deuda (incluye intereses) por un período menor a un año (corrientes), entre uno y tres años, y mayores a tres años.
Ejemplo.
Un ejemplo de lo anterior puede incluir[4]:
Compromisos y obligaciones de deuda | < 1 año | 1-3 años | > 3 años | Total |
Proveedores | xxxxx | xxxxx | ||
Obligaciones financieras | xxxxx | xxxxx | xxxxx | xxxxx |
Compromisos de compra PPYE | xxxxx | xxxxx | xxxxx | |
Contratos de arrendamiento | xxxxx | xxxxx | xxxxx | |
Impuesto al patrimonio | xxxxx | xxxxx | xxxxx | |
Otros contratos | xxxxx | xxxxx | xxxxx | xxxxx |
Total compromisos de efectivo | xxxxx | xxxxx | xxxxx | xxxxx |
Realizar este tipo de análisis es una obligación de la gerencia de la entidad, con el objetivo de ofrecer una visión a los inversionistas y usuarios de la información financiera, los compromisos de flujos de efectivo ya adquiridos por la entidad y la forma en que la entidad puede suplir esas necesidades de efectivo (generación de flujos operacionales, acceso al crédito o emisión de acciones).
Referencias.
[4] Ejemplo tomando como referencia los Estados Financieros disponibles al público de Petrominerales 2012.
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