La depreciación de los activos en la categoría de propiedad, planta y equipo, tanto en la normativa local como en los nuevos marcos normativos, como es el caso de las Normas Internacionales de Información Financiera para Pequeñas y Medianas Empresas (NIIF para PYMES), comparte una definición similar.
Depreciación según la normativa local y las NIIF para PYMES.
En la normativa local, la depreciación de la propiedad, planta y equipo ha estado históricamente relacionada más con fines fiscales que con la vida útil real de los activos.
Este enfoque considera el reconocimiento del desgaste de los activos en función de su contribución a la generación de ingresos, lo que se traduce en que la depreciación se calcula en proporción al tiempo durante el cual el activo se espera que genere ingresos, lo que se denomina vida útil del activo.
La vida útil de un activo puede variar considerablemente según su naturaleza. Sin embargo, para simplificar y estandarizar el proceso, la legislación colombiana ha establecido plazos de depreciación para diversos tipos de activos, agrupándolos en categorías según sus características.
Vida útil en la depreciación en normatividad local.
La normatividad local considera la siguiente vida útil de los activos para efecto de la depreciación:
- Inmuebles (incluyendo oleoductos) - 20 años.
- Barcos, trenes, aviones, maquinaria, equipo y bienes muebles - 10 años.
- Vehículos automotores y computadoras - 5 años.
Estos plazos están definidos en el Decreto 3019 de 1989. A pesar de estas normas, en la práctica, la depreciación fiscal y contable tiende a ser la misma, y se pueden aplicar diversos métodos de depreciación que generalmente son aceptados desde el punto de vista fiscal (como se especifica en el artículo 134 del Estatuto Tributario).
Marcos normativos en las NIIF en la depreciación en propiedad, planta y equipo.
Los nuevos marcos normativos, como las NIIF para PYMES, han modificado el enfoque de la depreciación de la propiedad, planta y equipo. Ahora, la depreciación se determina considerando factores como el uso esperado del activo, el deterioro anual anticipado, la obsolescencia técnica y comercial, y las restricciones legales. Esto significa que no todos los activos, en este caso los de propiedad, planta y equipo, tienen la misma vida útil, como lo establece el Decreto 3019 de 1989. En cambio, la vida útil de cada activo se adapta a su uso real.
Por ejemplo, un automóvil utilizado por un gerente puede tener una vida útil real mayor que el automóvil de un vendedor. Esto se debe a que es probable que el gerente someta al vehículo a menos desgaste y kilómetros (ya que lo utiliza solo para desplazarse desde casa hasta la oficina), en comparación con el vendedor, que visita un promedio de 15 clientes diarios en diferentes zonas y, en ocasiones, en distintas ciudades.
En resumen, aunque la normativa local establece una vida útil fija para los activos, los nuevos marcos normativos, como las NIIF para PYMES, reconocen que la vida útil de un activo puede variar significativamente según su uso y condiciones específicas.
Depreciación según las NIIF para PYMES: Importe depreciable y periodo de depreciación.
La Sección 17 de las NIIF para PYMES, titulada «Propiedades, Planta y Equipo / Importe Depreciable y Periodo de Depreciación», establece que una entidad debe distribuir sistemáticamente el importe depreciable de un activo a lo largo de su vida útil, como se detalla en el párrafo 17.18.
Factores como un cambio en el uso del activo, un desgaste inesperado significativo, avances tecnológicos o cambios en los precios de mercado pueden indicar que el valor residual o la vida útil de un activo ha cambiado desde la fecha del informe financiero más reciente. En tales casos, la entidad debe revisar sus estimaciones anteriores y, si las expectativas actuales difieren, modificar el valor residual, el método de depreciación o la vida útil, considerando esto como un cambio en la estimación contable, conforme a los párrafos 10.15 a 10.18.
Conclusión.
En resumen, el período de depreciación de un activo de propiedad, planta y equipo se debe determinar teniendo en cuenta el uso previsto del activo, el deterioro anual previsto, la obsolescencia técnica y comercial, así como las limitaciones o restricciones legales aplicables a los activos, como se ha descrito anteriormente. Este enfoque permite una mejor correspondencia entre la depreciación contable y la vida útil real de los activos, en comparación con las aproximaciones simplificadas de la normativa local.
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