La contabilidad fiscal es aquella en la que priman las normas fiscales sobre las normas o estándares de contabilidad, a fin de garantizar el cumplimiento de las normas fiscales como objetivo superior.
Normas fiscales sobre estándares contables.
Por regla general, las normas fiscales se imponen a las normas contables para garantizar que el fisco cumpla sus objetivos de recaudación y cumplimiento de obligaciones tributarias por parte de los contribuyentes.
La contabilidad fiscal se enfoca en aspectos meramente tributarios al margen de la utilidad financiera de la contabilidad.
Por lo anterior, la contabilidad fiscal desdibuja la contabilidad financiera y hace que los estándares de contabilidad internacionales pierdan funcionalidad por las distorsiones que causa la contabilidad fiscal.
Objetivos de la contabilidad fiscal.
Los objetivos de la contabilidad fiscal son básicamente incrementar el recaudo de tributos y el control de las operaciones económicas por parte del estado.
En ciertas operaciones económicas, las normas fiscales exigen un determinado reconocimiento contable para impedir que el contribuyente pueda obtener algún beneficio tributario, como el reconocimiento de un costo o una amortización, que hará más alta la base gravable.
Distorsión de la realidad financiera por parte de la contabilidad fiscal.
Cuando una operación económica se registra contablemente de una forma distinta a la que establecen los estándares contables, se crea una distorsión que dificulta evaluar la situación financiera real de la empresa.
Esas distorsiones desdibujan el objetivo de la contabilidad, que es informar la condición financiera de la empresa a una fecha determinada.
Adaptación y conciliación entre la contabilidad fiscal y la contabilidad estándar.
Para mitigar las distorsiones en la información contable y financiera a causa de la contabilidad fiscal, se deben hacer adaptaciones y conciliaciones para advertir o informar las diferencias, para que el consumidor de esa información pueda comprender el efecto de la contabilidad fiscal.
Eso supone un doble trabajo a fin de garantizar que la contabilidad cumpla con su objetivo de representar verazmente la situación financiera de la empresa, aunque sea necesario recurrir a adaptaciones, conciliaciones o anexos complementarios.
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