En microeconomía, algunos bienes son clasificados como sustitutivos y otros como complementarios, en función de la respuesta del consumidor respecto al cambio de algunas variables, como el precio.
Bienes complementarios.
Un bien o servicio complementario es aquel que se utiliza junto con otro, en razón de que lo complementa. Un ejemplo claro de bienes complementarios es el computador y los sistemas operativos.
Quien utiliza un computador necesariamente tendrá que utilizar un sistema operativo. Son productos que se complementan, y se requiere de su concurso para que el usuario logre la satisfacción que lo motivó a comprar los productos.
En este caso, si el precio de un bien se incrementa, es posible que la demanda del bien complementario disminuya. Si el precio de los computadores aumenta, disminuirá la compra de computadores y, con ello, disminuirá la compra de sistemas operativos, o el consumidor optará por un sistema operativo gratuito.
Bienes sustitutos.
Un bien sustitutivo es el que se utiliza en lugar de otro, es decir, que un bien puede ser reemplazado por otro.
Un ejemplo sería el automóvil y la motocicleta. Una persona, para movilizarse, puede utilizar un automóvil o una motocicleta, pudiendo sustituir el vehículo por la motocicleta.
El automóvil puede ser sustituido por la motocicleta o viceversa.
En este caso, cuando el precio de un bien aumenta, se incrementa el número de unidades vendidas del bien sustituto, hacia donde migra el consumidor.
Si el precio de los automóviles se incrementa por encima de la capacidad de pago de un cliente, este comprará un medio que lo sustituya, ya que el bien sustituto incrementará sus ventas.
Si dos bienes son sustitutivos, el aumento del precio de uno de ellos da lugar a que la oferta del otro se incremente.
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